Javier Celdrán recibió el nombramiento como socio de honor de la asociación de San Juan de la Cruz y Santa Teresa en Caravaca de la Cruz

• Querido Presidente de la Asociación Cultural y Prior del Convento de los
Frailes Carmelitas Descalzos de Caravaca
• Miembros de la Junta Directiva
• Alcalde de Caravaca
• Rector de la Basílica de la Vera Cruz
• Miembros de la Corporación Local
• Hermano Mayor de la Cofradía de la Vera Cruz
• Miembros de la Asociación y de la Cofradía
• Resto de Autoridades
• Hermanos y amigos Carmelitas Descalzos
• Querida Estela
• Amigos y Amigas


Podría sonar a frase hecha, al típico tópico del estilo políticamente correcto, decir
que me siento honrado por este nombramiento. Pero estoy entre amigos y
familia, y ya no soy político. Algo que agradece mucho mi familia por otro lado…
Y aunque algo pudiera quedar de mi paso por la política, no lo voy a decir. Porque
además no sería sincero a mis sentimientos, y no porque no me sienta honrado,
si no porque no estaría expresando suficientemente lo que siento.
A veces, las personas tímidas (y os confieso que lo soy) tratamos de ocultar los
sentimientos en el silencio. Lo llamamos como excusa que practicamos la
“escucha activa”. Vamos, que dejamos hablar a los demás para no hablar
nosotros y ocultar así esa timidez.
En mi caso, las circunstancias han hecho que, a base de práctica, pudiera
parecer que no soy lo que soy. Y os prometo que me siento nervioso y
emocionado al tener que dirigiros estas palabras.
Probablemente, en esa timidez algo también tenga que ver ser el penúltimo de
una familia numerosa de 7 hermanos, criado en la necesaria disciplina de un
pelotón familiar, donde no había mucho tiempo para carantoñas y mimos.
No llego a los 9 hermanos que tuvo Santa Teresa. Pero os aseguro que este
gozo de las familias numerosas moldea cierto carácter.
Hoy no voy a amordazar los sentimientos; creo que se dan las circunstancias
para dejarlos fluir. Así que ahí voy.
Podría decir que cuando el pasado 21 de septiembre, día de San Mateo, el Padre
Pascual y mi querida amiga Elisa vinieron a verme a mi recién estrenado
despacho en Espinardo, todavía en pleno proceso de, digamos, “transición
mental”, tras haber dejado la política, y me dijeron que iban a proponer a la Junta
Directiva mi nombramiento como socio de honor de la Asociación de Santa
Teresa y San Juan de Caravaca me alegre mucho, y estuve pletórico de
agradecimiento. Pero ellos están hoy delante y sabrían que estoy mintiendo.
Debo confesar que mi primera reacción fue de sorpresa, negación y pregunta,
porque si no había hecho nada especial para merecer ese nombramiento, ¿cuál
era el motivo de esto?”.
Quizás estuve incluso un poco seco, pero es que la inesperada sorpresa me
bloqueó la efusividad que merecía tal anuncio.
Siempre he considerado que cualquier nombramiento o reconocimiento, como
es ser socio de honor de cualquier Asociación, requiere de unos méritos
especiales o de una relevancia social de quien lo recibe. Eso es lo habitual.
Y de verdad que, humildemente, a día de hoy sigo pensando que no las reúno.
Aunque me queda la esperanza de ganármelo a partir de ahora. Y eso también
es una motivación adicional.
Lógicamente, en cuanto pasaron unos pocos minutos, y me trataron de
convencer de que los había, entonces sí que mostré mi felicidad y emoción por
este nombramiento. Porque os digo que significa muchísimo para mi.
Y preparando estas palabras, he podido ser aún más consciente de esa alegría,
y de todo lo que me une, lo que nos une a mi familia y a mi, con vosotros y con
Caravaca.


Con este nombramiento, me regaláis nuevos motivos para seguir muy vinculado
a Caravaca y a la gente que aprecio y quiero. Y el regocijo, y la emoción, han ido
creciendo conforme he ido siendo más consciente de esta suerte.
Tengo clavada en la retina ese momento, como muchos otros vividos en
Caravaca. El recuerdo de esa visita, con el Padre Pascual y Elisa entrando a mi
despacho, me evocó momentos parecidos que debieron vivir Santa Teresa y San
Juan, en aquellos años difíciles de conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas
calzados y descalzos, lidiando con las dificultades de la política eclesiástica,
entrando y saliendo de muchos despachos, para ir consiguiendo conformar ese
humilde “imperio” de la esperanza, la fe y la caridad.
Así que Pascual y Elisa son para mi, con el merecido respeto y guardando las
distancias, mis particulares “Juan y Teresa”.
Sé que lo han hecho, eso de visitar despachos. Y muchas veces. Os imagino,
queridos Pascual y Elisa, entrando en despachos de Consejeros, Alcaldes,
empresarios, Directores Generales, directores de entidades financieras,
personas influyentes… para pedirles apoyo, no para vosotros, sino para los
demás, para Caravaca, para hacer cosas que sumaran el la gesta de seguir
manteniendo viva la llama de la fe cristiana, y el legado carmelita en esta ciudad
santa.
Así que este nombramiento como socio de honor, que hoy recibo, tiene un gran
significado para mi, como os decía. Por muchas razones.
Es un nombramiento que me otorgáis cuando ya no soy un personaje público,
después de casi 9 años en la primera línea del servicio público y político. Y eso
lo valoro sobremanera. Porque es más habitual recibir reconocimientos estando
en la política activa. Pero no suelen ser habituales cuando ya no dispones de
una posición tan influyente.
Es un reconocimiento inesperado que me hacéis personas buenas a las que
quiero y aprecio. Personas que para mi y también para mi mujer Estela sois,
además de buenos amigos, referentes en los valores cristianos en los que
queremos reflejarnos. Personas generosas, que transmitís paz y sosiego, que
dais tranquilidad al alma. Que desprendéis energía positiva.
Más de una vez mi mujer me ha dicho: “tenemos que ir a Caravaca, que
carguemos las pilas de la serenidad”. Y en realidad, es este sitio Santo, pero
sobre todo sois las personas, las que transmitís esa energía del sosiego y de
paz espiritual. De luz en la oscuridad, que decía San Juan.
Porque Caravaca es un balneario para el alma, con poderes medicinales a través
de la mineralización termal de los valores cristianos. En estos tiempos en los que
se banalizan y desdibujan en nuestra sociedad los valores, creo que debemos
precisamente seguir predicando, aquellos que somos cristianos, la importancia
de los mensajes que llenaron la vida de San Juan y de Santa Teresa: la
humildad, la caridad, el sacrificio, el esfuerzo, la perseverancia, la generosidad,
el amor por los demás. No parece tan difícil, pero ¡cuánto cuesta!. Y esos valores
los encuentro continuamente en quienes me conectáis a Caravaca.
Este nombramiento me llena interiormente porque me une aún más con aquellas
cosas de la vida que dejan huella y alegran el alma.
Me conecta con la Caravaca espiritual. Esta tierra santa no sólo tiene una historia
y legado cristiano inigualable, que atrapa cuando lo conoces. No es sólo una joya
del cristianismo, un lugar de veneración santa de referencia, y uno de los lugares
más importantes de la historia cristiana.


En esta tierra late con fuerza la presencia de Dios, con epicentro en la Real
Basílica-Santuario de la Vera Cruz. Y por eso me hace feliz seguir teniendo
motivos para que sigamos conectados a esta ciudad.
Me regaláis seguir vinculado con la paz interior de esta tierra, con el silencio.
Pertenecer a esta Asociación es conectar sin duda con el misticismo que Santa
Teresa y San Juan practicaron y predicaron.
Ese aire místico impregna a Caravaca de silencio interior. El silencio de la
memoria, que es la esperanza, y que genera tranquilidad en el alma. El silencio
del entendimiento, que es la fe; y que nos llena de sentido la vida. Y el silencio
de la voluntad que es la caridad y el amor, la energía del motor de la vida.
Nos conecta a mi familia y a mi con gente buena y de valores, y con una energía
que es escudo protector para la familia. He tenido mucha suerte en ese sentido
en la vida, lo confieso. Porque el destino me ha hecho conocer a buena gente.
Por supuesto a mi mujer, que no me merezco, que me sufre, y que admiro y
quiero. Pero también otra buena gente, como quienes me acompañáis esta
noche.
Recuerdo con bastante claridad mis primeras visitas a esta ciudad, para
reunirme con empresarios del calzado. En aquella época hace ya dos décadas,
trabajaba de técnico en el INFO. Y tuve la suerte de conocer a empresarios
comprometidos con su ciudad, que luchaban y siguen haciéndolo para hacer
crecer sus negocios, para llevar sus productos y sus marcas a todos los rincones
del mundo. Y para seguir creando empleos entre sus vecinos.
No parece casualidad, y seguramente algo tienen que ver los Santos místicos,
que la principal industria de Caravaca sea la fabricación de calzado de yute, las
alpargatas.
Probablemente alguien ya habrá investigado la vinculación de esta industria de
Caravaca con una de las señas identitarias más significativas del reformismo que

defendió Santa Teresa, cuando en julio de 1563 se “descalzó” como símbolo de
austeridad y humildad, y sustituyó los zapatos que se usaban en el carmelo de
la Encarnación, por alpargatas de cáñamo. Lo que fue imitado por las demás
religiosas, para pasar a ser conocidas como carmelitas descalzas. Calzado,
Caravaca, Santa Teresa y las Carmelitas Descalzas, un interesante vínculo.
Después han sido muchas otras las ocasiones que me han traído a Caravaca.
Recuerdo con especial cariño cuando conocí por primera vez al Padre Pascual.
Era en aquel momento Consejero de Cultura, y me dijeron que un fraile carmelita
de Caravaca quería verme, para contarme algo sobre un importante libro que
guardaban en el Convento, que se estaba deteriorando y solicitaban
restaurarlo…
Y allí apareció pocos días después con su hábito de fraile, que imponía especial
respeto, para explicarme la existencia del libro Becerro, el Libro de Estado de los
carmelitas de Caravaca. Una obra histórica que ha perdurado a lo largo de los
siglos y refleja no sólo los hechos del convento sino muchos aspectos y
acontecimientos de la vida de Caravaca desde 1623.
Este libro se encontraba en una situación de deterioro preocupante, y nos
comprometimos desde la Consejería a su restauración con urgencia. Este fue el
comienzo de una gran amistad. Porque a partir de ese momento tuvimos muchos
otros motivos para volver a Caravaca a visitar el Convento, el hotel y para rezarle
a los Santos por algunos de nuestros familiares y amigos enfermos.
Tuve la gran suerte de ser consejero de Turismo y Cultura el año 2017, en pleno
año jubilar de Caravaca. Y como consejero también fui Presidente de la
Fundación Camino de la Cruz. No me faltó ocasión para cada semana visitar
Caravaca y asistir a alguna de las actividades que cada día se celebraban. De
esto puede dar fe el alcalde en aquel momento, José Moreno, y también todos
los miembros de la corporación municipal con los que vivimos un año jubilar
mágico.


Organizamos conciertos de música sacra, de música clásica, tuvimos conciertos
de pop, indie y rock, encuentros gastronómicos, las “Cocinas del Jubileo”, y el
maratón 90K Murcia-Caravaca. Pero sobre todo promovimos importantes
exposiciones culturales.
En mi memoria guardo con mucho cariño la organización de la exposición
“Signum”, comisariada por mi buen amigo Nacho Ruiz, que fue visitada por sus
Majestades los Reyes de España. La organización de esta exposición superó
todas las dificultades propias de un proyecto teresiano… pero no nos falto la
misma perseverancia y cabezonería que tenía la Santa en vida. Una de las
mejores exposiciones que se han realizado en nuestra Región en las últimas
décadas.
Más tarde, también fuimos capaces de repetir la gesta, con la exposición
“Místicos”, sin duda una exposición histórica, en la que, con una finísima y
delicada precisión, Nacho Ruiz conectó diferentes obras de arte en una historia
que nos hacía viajar a los tiempos de Juan de Yepes, Fray Juan de San Matías,
San Juan de la Cruz; y a los tiempos de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y
Ahumada, Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús.
Esta exposición nos ha regalado el enorme retrato de San Juan de la Cruz,
probablemente uno de los más grandes del mundo, en el retablo de la iglesia de
la Compañía de Jesús, realizado por el artista Santiago Ydañez.
Fue también un importante hito para Caravaca la restauración de las tablas de
la Vera Cruz de Hernando de Llanos. Fue algo mágico poder ver el proceso en
vivo, y el infinito mimo con el que el restaurador fue recobrando los colores y
viveza de unas tablas únicas, joyas del renacimiento.
Pude vivir esos años de conexión profesional y personal muy intensa con
Caravaca, que tuvieron como colofón la visita de un grupo de murcianos y
caravaqueños al Papa Francisco en el Vaticano, para entregarle lo recaudado
durante el año jubilar en Caravaca a su Santidad.
Después de esa etapa, el destino me llevó a un área algo más gris y menos
divertida, como Consejero de Presidencia y Hacienda. Y cuando parecía que ya
no iba a poder seguir apoyando en Caravaca más allá de los temas fiscales y
presupuestarios, de nuevo, Elisa y el Padre Pascual, mis singulares “Juan y
Teresa”, me plantearon un nuevo reto en el que podía participar como
responsable de Patrimonio del Gobierno Regional.
No era otro que rescatar de un fondo de inversión internacional (un fondo buitre)
el Convento de las madres carmelitas descalzas, que llevaba años de mano en
mano, de pena en pena, deteriorándose y creando una incertidumbre respecto a
su futuro. Un planteamiento tan sencillo como complejo: que fuera adquirido por
la Comunidad Autónoma.
Fueron muchos meses de trabajo codo con codo con el Alcalde, mi amigo José
Francisco García, para convencer internamente al Presidente de la inversión a
realizar (esto no fue muy difícil), negociar con los propietarios (negociaciones
bastante complicadas), trazar una estrategia conjunta entre Alcaldía y
Consejería,… Y finalmente, tras muchísimo esfuerzo, reuniones y trámites
logramos adquirirlo, firmando la compra venta en la Notaría de Dña.
Presentación Castilla, el 17 de marzo de este año.
Y este es, sin duda alguna, uno de los hitos más importantes, de los que me
siento más orgulloso, de mi paso por la política. Porque el convento, Fundación
de Santa Teresa, empeño de San Juan de la Cruz, no podía estar en manos de
la especulación financiera ni inmobiliaria. Y ahora vuelve a ser de todos los
caravaqueños, para que siga vinculado al misticismo sacro.
Pues bien, voy finalizando. Hoy me regaláis un motivo más para que esa
conexión, que os he relatado tengo con Caravaca, se perpetúe en el tiempo.
Pertenecer a la asociación de los místicos de Caravaca ha sido un regalo
inesperado que me alegra el alma; que recibo con humildad; y estoy
profundamente agradecido a todos vosotros por querer que forme parte de esta
familia.
Acepto ser miembro de esta asociación como socio de honor el día que
celebramos la festividad de San Juan de la Cruz. Hoy hace 430 años que falleció
en Úbeda, cuando viajaba a Segovia tras haber sido destituido de todos sus
cargos.
Hoy es un día muy especial para todos los que sentimos veneración y admiración
por San Juan de la Cruz, así que me será difícil olvidar esta fecha.
Mi compromiso con la Asociación Cultural de San Juan de la Cruz y Santa Teresa
de Jesús de Caravaca es y será, desde la humildad, hacer todo lo que esté en
mi mano para que, a través de la Cultura, se mantenga y ponga en valor la obra
de nuestros dos Santos místicos, y su conexión con Caravaca. Continuar con su
legado, y perpetuarlo.
Espero no defraudaros.
Gracias de corazón.

DOCUMENTO PALABRAS SOCIO HONOR STJySJC

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